Todo queda y todo pasa,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
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Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
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Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
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Nunca perseguí la gloria.
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Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
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Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
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Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
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Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
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Golpe a Golpe, verso a verso...
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Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un pais vecino.
Al alejarse le vierón llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
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Golpe a golpe, verso a verso...
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Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
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Golpe a golpe, verso a verso.
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POEMA DE ANTONIO MACHADO.
SETENTA Y CUATRO AÑOS
ResponderEliminarLos años se van pasando,
pero la historia le llama,
hoy seguimos recordando
ha Machado en cuerpo y alma.
Un veintidós de febrero
cuando España era una llama,
el exilio traicionero
le vio morir en la cama.
Colliure le da su tierra
para su descanso eterno,
aquella maldita guerra
hoy nos parece un infierno.
Los caminos de la vida
se vuelven a veces largos,
y en ellos sufres la herida
entre pasajes amargos.
Un veintidós de febrero
entre lamentos y llantos,
su verso limpio y sincero
brillo con los desencantos.
La historia nunca se olvida
por mucho que corra el tiempo,
está la memoria unida
a las ráfagas del viento.
Machado sigue presente
entre versos y cantares,
nunca quiso estar ausente
de sus queridos lugares.
Es Don Antonio Machado
versos llenos de razones,
un camino ilusionado
que alegra los corazones.
Su vida quedo marcada
con su muerte de exiliado,
maldita etapa quemada
con el mar junto a su lado.
“Caminante de caminos”
con rumbos equivocados,
a veces son los destinos
que llevamos amarrados.
Sevilla Madrid y Soria
fueron parte del camino,
Segovia tiene memoria
de aquel poeta divino.
Sus versos corren y vuelan
por los caminos del mundo,
y a mucha gente consuelan
cuando sienten el absurdo.
Sentir su historia da vida
aunque nos hable de muerte,
aquella etapa elegida
no fue camino de suerte.
G X Cantalapiedra.