lunes, 29 de noviembre de 2010

LOS DIENTES DEL SULTAN

" LOS DIENTES DEL SULTÁN"
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Un sultán soño que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. "¡ Qué desgracia, Mi Señor ! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad " dijo el sabio. " ¡Qué insolencia ! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí ! ¡Que le den cien latigazos! " gritó el Sultan enfurecido.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: " ¡ Excelso Señor!  Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes ". Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del  palacio uno de los cortesanos le dijo admirado:

"¡ No es posible!. La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a tí con cien monedas de oro. El segundo sabio respodió: " Amigo mio, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra..

" MORALEJA"
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La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.


domingo, 28 de noviembre de 2010

EL CIRCULO DEL MAL HUMOR

" EL CIRCULO DEL MAL HUMOR"
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Un importante empresario estaba enojado y regañó al director de uno de sus negocios. 
El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado porque había un abundante almuerzo en la mesa.
La señora riñó a la empleada, que rompió un plato y le dio una patada al perro porque la hizo tropozar.

El animal salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por allí.
Cuando ella fue a la farmacia para hacerse una curación, gritó al farmacéutico porque le dolió  la aplicación de la vacuna.

Este hombre llegó a su casa y se enfadó con su madre porque la comida no era de su agrado. Su madre, la señora, manantial de amor y perdón, le acarició la cabeza mientras decía: " Hijo querido, te prometo que mañana haré tu comida favorita." Trabajas mucho, estás cansado y hoy precisas una buena noche de sueño.

Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor. Le dio un beso y abandonó la habitación, dejandolo solo con sus pensamientos.
" MORALEJA"
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En ese momento se interrumpió el círculo del mal humor, al chocar con la tolerancia, la dulzura, el perdón y el cariño de su madre.

viernes, 26 de noviembre de 2010

EL ATIZADOR

" EL  ATIZADOR "
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Una pobre abuela criaba con mucha fatiga a un nietecito que quedó huérfano muy pequeño. Pero con el correr del tiempo, se encontró frente a un  alarmante descubrimiento: el niño había tomado la costumbre de robar...¡ Era un ladrón !

Empleó todos los medios para conbatir aquella tendencia. Pero nada surtía efecto. Faltándole ya recursos, la abuela lo amenazó con un castigo terrible, si aunque fuese una sola vez hubiese recaido en aquella culpa.
" ¿Ves este atizador ?...Si te vuelvo a sorprender robando, lo pongo a calentar en el fuego y te traspaso la mano de parte a parte".

Pero el niño volvió a robar...Agarró de la cartera deteriorada de la abuela uno de los pocos billetes y corrió a gastarlos. Cuando vino a casa, la abuela que ya había descubierto el robo lo agarró por las manos y lo arrastró hacia la cocina.. Después empuñó el atizador, lo puso en el carbón encendido y esperó a que se pusiera candente.

El niño contemplaba asustado los preparativos. No podía creer la amenaza de la abuela. Estaba tan convencido de la bondad de la anciana, que la creía incapaz de un gesto tan atroz. No podía creer. Pero he aquí, que la abuela lo agarró empujándolo hacia el brasero, cogió el atizador ya incandescente...

Después bruscamente dejo ir al niño y ella se traspasó de parte a parte su propia mano de piel curtida y arrugada. Pasó el tiempo y el pequeño ladrón se hizo un hombre. Un hombre que nunca ha robado. Antes que meter la mano en las cosas que no le pertenecen, se la dejaría quemar, en recuerdo de su abuela.

" MORALEJA"
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El principio de la educación es predicar con el ejemplo. El beneficio y satisfacción es ver que lo enseñado ha servido a otros para ser mejores y, esto "NO TIENE PRECIO "

miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA ADIVINANZA

" LA ADIVINANZA "
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Había una vez un rey que tenía  un problema. Tenía una adivinanza que resolver. Por ello, declaró que recompensaría a la persona que la resolviera; concediéndole libre acceso a los tesoros del reino por una hora, en la cual podrían tomar lo que quisieran.

Al día siguiente, miles de personas se presentaron para resolver la adivinanza. Despues de muchos intentos un hombre acertó finalmente la respuesta.  El rey ahora estaba satisfecho, pues ya conocía la respuesta a la adivinanza.  Sin embargo empezó a arrepentirse de haber ofrecido un premio tan generoso.

Por este motivo el rey urdió un plan. Durante toda la noche, el rey y sus consejeros investigaron incansablemente la vida del ganador para ver si podían descubrir la forma de distraerlo de prestar atención al tesoro del reino. Ya por la madrugada, el rey había encontrado una solución.

El hombre que adivinó tenía una pasión por la música clasica. Así que momentos antes de que llegara la hora concertada, el rey reunió a una expectacular orquesta sinfónica justo fuera de la entrada de la sala del tesoro. La persona que resolvió la adivinanza, entro en la sala del tesoro y miró a su alrededor.

Tan pronto como fue a elegir de una de las joyas de la corona, la orquesta empezó a tocar.     El se detuvo a escuchar la música, pero tras unos momentos, se sorprendió a sí mismo y se dijo " debo enfocarme, necesito prestar atención al tesoro ". Mientras tanto, habían pasado quince minutos. El hombre descubrió una estatua de oro cubierta con joyas, y entonces la sinfonía volvió a sonar, esta  vez, el solista tocaba una melodía que era exquisita.

El hombre no pudo evitar sentarse para escuhar la música con asombro, y así pasaron veinte minutos más. Antes de que pudiera tocar nada, empezó a sonar una nueva pieza que continuó durante otros veinte minutos. Cuando se dió cuenta de que solo le quedaban cinco minutos de su tiempo asignado, decidió adoptar un nuevo enfoque, se preguntó a sí mismo cual será la joya más valiosa entre todo el tesoro.

Entonces vió un diamante hermoso, con unas facetas brillantes y exquisitamente cortados, corrió hacia la vitrina y alargo su mano para alcanzarlo, cuando oyó la más seductora, y bella música que le hizo llorar, no podía siquiera moverse, el rey había planeado que sonara esta pieza musical como el gran final de las distraciones..

En el momento en que la música dejó de sonar y el hombre estaba a punto de tomar el diamante lo detuvo y le dijo " lo siento tu tiempo se ha agotado ". Asi el hombre que resolvió la adivinanza se fue a su casa sin nada.

" MORALEJA "
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Nuestras dudas son traidoras y a menudo nos hacen perder las cosas buenas que pudiéramos conseguir. El primer paso para conseguir lo que uno quiere, es saber qué quiere. Dale lo suyo al tiempo, pero sin perder el tiempo.

martes, 23 de noviembre de 2010

LA LLAVE DE LA IMPACIENCIA

" LA LLAVE DE LA IMPACIENCIA "
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Alejandra vivía en una casa en las afueras de Nueva York. Estaba por firmar un contrato muy importante con una empresa que le aseguraba su futuro, y había trabajado todo el fin de semana en ese contrato para que todo llegara a buen  término. Ese día, como lo hacía habitualmente, despidió a sus hijos y a su esposo- que se iban a realizar sus tareas diarias-, agarró sus cosas y salió.

Cuando salió, se dio cuenta que se había olvidado el contrato dentro de la casa. Se dió la vuelta para abrir la puerta, y se dió cuenta que se habia dejado las llaves dentro. El contrato y las llaves habían quedado dentro de la casa.- Desesperada porque no podía hacer firmar el contrato, empezó a forzar la puerta para ver si podía entrar.

Estaba angustiada, ya que había trabajado durante años  para llegar a ese momento, y ahora una puerta le interrumpía el paso.- Yntentó forzar la puerta, hacer palanca...Y no tuvo éxito. Tampoco había ninguna ventana abierta por donde entrar. Entonces empezó a gritar. LLegó el cartero y le preguntó qué le pasaba. Alejandra le contó toda la historia.  El cartero, comenzó a ayudarla, pero no pudieron abrirla.

La puerta no cedía.- ¿ Y su marido ?, preguntó el cartero.- Mi marido está en otra ciudad y no tengo como encontrarlo. El cartero le preguntó si no tenía otra llave.- Sí, mi vecino- contestó Alejandra- pero tuvo la mala idea de irse un fin de semana fuera. El cartero le sugirió romper la puerta.  Alejandra le dijo que no era coveniente, ya  que ella debería irse y la casa quedaría abierta.

Entonces, el cartero le propuso ir a buscar a un cerrajero, pero Alejandra se opuso porque necesitaba abrir la puerta en ese mismo instante. Volvió a patear la puerta, pero no pudo abrirla. Resignado el cartero le dijo que lo lamentaba mucho, le dió una carta y se fue. Cuando el cartero se fue, Alejandra volvió a patear la puerta, pero no se abrió.  LLoró desesperada ante la imposibilidad.

Alejandra se sentó en el escalón de la puerta de entrada y abrió la carta que le había dejado el cartero. Era de su hermana. Alejandra se emocionó. La hermana le contaba en la carta lo bien que lo había pasado el fin de semana con su familia.  "Te escribo esta carta para decirte que me sentí muy cómoda con tu familia... pero  también para pedirte disculpas.  Cuando estuve en tu casa, un día llegué más temprano y como no podía entrar le pedí la llave a tu vecino.  Y en un descuido me olvidé de devolvertela. Dentro del sobre te envío la llave que me dejó tu vecino."

" MORALEJA "
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La historia de nuestra vida tiene que ver  con la historia de Alejandra: hasta cuando vamos a golpear las puertas, hasta cuando vamos a seguir llorando por aquellas  puertas que no se abren. Tenemos que empezar a confiar que la llave va a venir a nosotros si dejamos de golpear. A veces nos empecinamos en golpear puertas y tomamos esa puerta cerrada como una gran frustación. ¿ Por qué aguardar con impaciencia las cosas?. Ellas vendrán y vendrán a tiempo. La impaciencia es la ruina del fuerte.

domingo, 21 de noviembre de 2010

PIENSA BIEN DE LOS DEMÁS

" PIENSA BIEN DE LOS DEMÁS " 
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El obispo navegaba hacia Europa en uno de los trasatlanticos de linea. Cuando subió a bordo, se enteró de que otro pasajero compartiría con el su camarote. Despues de ir a ver las instalaciones, se dirigió al escritorio del sobrecargo y le preguntó si podía guardar su reloj de oro y otros objetos valiosos en la caja  fuerte del navio.

Explicó que por lo regular no hacía uso de este privilegio, pero que había estado en su camarote y había conocido al  hombre que ocuparía la otra litera. Al juzgar por su apariencia, temía que esa persona no fuera muy confiable. El sobrecargo aceptó la responsabilidad sobre objetos valiosos que el obispo le entregaba en custodia y le dijo;

De acuerdo señor obispo, con gusto cuidaré de sus pertenencias, ya que el otro pasajero ya estuvo aquí y me entregó tambien las de  el  por la misma razón.

" MORALEJA "
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El pensar mal de los demás, nos impide ver lo bueno que hay subyacente, más allá de las apariencias.

sábado, 20 de noviembre de 2010

NUNCA ES TARDE PARA ESTUDIAR

" NUNCA ES TARDE PARA ESTUDIAR "
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Ya  tengo setenta años- dijo el duque Dsin a su músico ciego, Shikuan- Aunque quisiera estudiar y leer algunos libros, creo que ya es demasiado tarde.- ¿Por qué no enciende la vela?- Sugirió Shikuan.- ¿Cómo se atreve un súbdito a bromear con su señor? - exclamó el duque enojado.- Yo, un músico ciego no me atrevería- protestó Shikuan.

Pero he oído decir que si un hombre es estudioso en su juventud, su futuro será brillante como el sol matinal; si se aficiona al estudio en la edad media, es como el sol del mediodía; mientras que si comienza a estudiar de viejo, es como la llama de la vela.  Aunque la vela no es muy brillante, por lo menos es mejor que andar  a tientas en la obscuridad.

" El duque estuvo de acuerdo y comenzó a estudiar."

miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL GUSANO

" EL GUSANO "
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Un pequeño gusano caminaba en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un grillo. " ¿Hacia dónde te diriges?" le preguntó éste.- Sin dejar de caminar la oruga contestó:  "Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle.  Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo"

Sorprendido el grillo, dijo mientras su amigo  se alejaba:   "¡ Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga ! Una piedra será para ti una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco, una barrera infranqueable" -Pero el gusano ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.

De pronto se oyó la voz de un escarabajo: " ¿ Hacia dónde te diriges con tanto empeño ?" Sudando ya , el gusano le dijo jadeante: " Tuve un sueño y deseo realizarlo : subiré a esa montaña y desde allí contemplaré todo nuestro mundo " - El escarabajo soltó la carcajada y luego dijo: " Ni yo, con las patas tan grandes que tengo, intentaría una empresa tan ambiciosa".

Y se quedó en el suelo, tumbado de la risa, mientras la oruga continuaba su camino; había avanzado ya unos cuantos centímetros. - Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir. "¡ No lo lograrás jamás ! ", le dijeron.- Pero en el interior del gusano había un impulso que lo obligaba a seguir.

Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió pararse a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar: " Esraré mejor...", fue lo último que dijo, y murió.- Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como tumba un monumento a la insensatez.

Ahí estaba un duro refujio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño inalcansable.- Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos.

Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta.  Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arcoiris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.-

No hubo nada que decir, todos sabían lo que harían:  Se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado...

" MORALEJA "
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El exito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstaculos que has tenido que enfrentar en el camino.

martes, 16 de noviembre de 2010

EL PLATO NEGRO

" EL PLATO NEGRO "
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Por los caminos de la India dos vendedores iban de pueblo en pueblo ofreciendo trastos, artículos para limpiar la casa y brillantes adornos.  Echaban suertes con una moneda para ver quién podía anunciarse primero. Cuando éste acababa, el otro promovía sus artículos. Así lo hicieron en una vieja  aldea.

Cuando el primer vendedor pregonaba "¡Trastos, ollas, joyas para señoritas! " una pequeña y su abuela se detuvieron.  A la niña le fascinó un brazalete.-¿ Cuánto cuesta ? Preguntó, triste, la abuela, ya que eran muy pobres.- Más de lo que pueden pagar- respondió el vendedor.- En la casa conservamos un viejo plato negro de metal ¿ Puede tomarlo a cambio?.

Caminaron rumbo al hogar. La humilde morada no tenía muebles y el piso era de tierra. Cuando le mostraron el plato, el vendedor lo examinó. Al frotar el reverso notó que era de plata pero el tiempo lo había ennegrecido.- Este cacharro no vale nada. Se lo cambio por una escoba.- propuso.-Gracias, señor, preferimos conservarlo.- informó la abuela. El vendedor se retiró pensando en volver al dia siguiente para convencerlas.

LLegó el turno del segundo vendedor para recorrer el pueblo. La niña y su abuela,. salieron a su encuentro. De nuevo,  la pequeña pidió un brazalete. Los tres se dirigieron a la choza para ver el plato. De inmediato el hombre reconoció su valor.- Señora, este trasto es de plata. Los objetos que traigo no bastan para pagarlo.- No lo sabíamos. ¡Todo  falta en casa! ¿ Podría darnos el brazalete y alguna otra cosa útil ?.- preguntó la abuela.

El vendedor les entregó toda su mercancía. A la salida del pueblo le mostró el plato a su colega y le contó lo que le había ocurrido. Éste se enfureció por haber perdido la oportunidad de estafarlas.  Pero lo pensó un rato y luego decidió:- Si unimos tu honestidad y la hermosa mercancía que me queda haremos el mejor negocio. ¿Podemos trabajar juntos ?.- Claro que sí- respondió el hombre honrado. Desde entonces fueron los comerciantes más exitosos de la región.

" MORALEJA "
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Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.


viernes, 12 de noviembre de 2010

EL RICO Y EL POBRE

" EL RICO Y EL POBRE "
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En algún lugar del norte de Europa vivía el conde Walsegg, dueño de una enorme fortuna: entre sus bienes se contaban casas, tierras y animales. Sus negocios lo obligaban a viajar con frecuencia y solía llevar una bolsa con una importante cantidad de monedas de oro.. Una vez se le perdió en el camino, pero como llevaba mucha prisa no se detuvo a buscarla.

A la orilla de ese camino vivía Roderik, un hombre muy pobre, dentro de una modesta choza en la que apenas tenía lo necesario. Una mañana que salió a buscar algunas hierbas para comer, se encontró la bolsa llena de relucientes monedas. En el pueblo  cercano preguntó si no sabían quién era su dueño, pues quería devolvérselas. No logró saberlo.

Esperó varios meses a que apareciera el propietario. Como nadie llegó a pedírselo, después de un año pensó que podía usar las monedas sin sentirse culpable por hacerlo. Con ellas compró una granja y le regaló su choza a un pobre hombre que no tenía dónde  dormir. Mediante su esfuerzo la finca fue prosperando poco a poco.

LLegó a ser una de las más hermosas y productivas de la región: contaba con lechones, pollos y vacas que producian abundante leche. Pasaron muchos años. Una tarde el conde Walsegg, andaba por el mismo camino. Como se hacia de noche se acercó a la finca y preguntó si podia quedarse allí, Roderik lo invitó a pasar, le asignó una habitación y le propuso que cenaran juntos.

Animados por el calor de la fogata y la jarra de vino comenzaron a charlar. El visitante, admirado por el orden y la riqueza de la finca, le preguntó cuándo y cómo la había comprado.- La adquirí hace varios años gracias a una pequeña bolsa de monedas de oro que encontré en el camino. Nunca pude hallar a su dueño.-explicó Roderik.

¿Cómo era esa bolsa?- preguntó el visitante.- Pequeña, de piel marrón, con un lazo...¡ Espere! ¡voy a buscarla para mostrársela !. Al verla, el conde reconoció que era la bolsa perdida años atrás y se lo informó a su anfitrión.- Entonces toda esta finca le pertenece a usted. Con gusto se la puedo entregar- dijo Roderik.-No querido amigo. Eres un hombre trabajador y honrado que supo  aprovechar bien ese hallazgo y se merece lo que tiene. Disfrutalo- asentó Walsegg antes de despedirse.

"MORALEJA"
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La honradez reconocida es el más seguro de los juramentos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

" LAS CINCO MADEJAS "

" LAS CINCO MADEJAS "
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El rey, en su avaricia, había apresado y encarcelado a Háyarat, a quien todo el pueblo veneraba y reverenciaba como hombre de Dios y profeta de su pueblo, e hizo saber que no lo pondría en libertad hasta que el pueblo pagase una elevadísima cantidad de dinero por su rescate.. Una manera primitiva y salvaje de cobrar impuestos.

EL rey sabía que el pueblo veneraba al santo, y pagarían. Pagaron mucho, en efecto, pero la cantidad recaudada no llegaba aún a lo estipulado.  Una viejecita de un pueblo muy lejano se enteró también de lo que sucedía y quiso contribuir en su pobreza.  Era hilandera, y todo su capital, en aquel momento, eran cinco madejas recien hiladas.

Las cogió y se encaminó a palacio a entregarlas para el rescate.- La gente, al verla pasar, se contaban unos a otros su caso, y no podían menos de sonreírse ante la ingenuidad de su gesto y la inutilidad de su esfuerzo. ¿ Que valían cinco madejas de hilo en un rescate de millones ?  Algunos incluso se lo decían a la cara y la disuadían de su empeño.

Pero ella seguía su camino y contestaba: " No sé si pondrán en libertad a Háyarat o no. Lo único que pretendo es que cuando Dios en su juicio me pregunte qué hice yo cuando Háyarar estaba en la cárcel, no tenga yo que bajar la cabeza y los ojos avergonzada " Y presentó su ofrenda. El rey, a cuyos oídos había llegado ya su historia, liberó al hombre profeta.

"MORALEJA "
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El fracaso es el camino de la falta de perseverancia. La diferencia entre perseverancia y testarudez es que una viene de una fuerte voluntad y la otra de una fuerte necesidad de tener razón.

martes, 9 de noviembre de 2010

EL PUMA Y EL CERVATILLO


 " EL PUMA Y EL CERVATILLO"
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Un señor muy creyente sentía que estaba cerca de recibir una luz que le iluminara el camino que debía
seguir. Todas las noches, al acostarse, le pedía a Dios que le enviara una señal sobre cómo tenía que vivir el resto de su vida.
Así anduvo por la vida, durante dos o tres semanas en un estado semi-místico buscando recibir una señal divina.
Hasta que un día, paseando por un bosque, vio a un cervatillo caído, tumbado, herido, que tenía una pierna medio rota. Se quedó mirándolo y de repente vio aparecer a un puma. La situación lo dejó congelado; estaba a punto de ver cómo el puma, aprovechándose de las circunstancias, se comía al cervatillo de un sólo bocado.

Entonces se quedó mirando en silencio, temeroso también de que el puma, no satisfecho con el cervatillo, lo atacara a él. Sorpresivamente, vio al puma acercarse al cervatillo. Entonces ocurrió algo inesperado: en lugar de comérselo, el puma comenzó a lamerle las heridas.
Después se fue y volvió con unas pocas ramas humedecidas y se las acercó al cervatillo con la pata para que éste pudiera beber el agua; y después se fue y trajo un poco de hierba húmeda y se la acercó para que el cervatillo pudiera comer.
Increíble.
Al día siguiente, cuando el hombre volvió al lugar, vio que el cervatillo aún estaba allí, y que el puma otra vez llegaba para alimentarlo, lamerle las heridas y darle de beber.
El hombre se dijo:

Esta es la señal que yo estaba buscando, es muy clara. "Dios se ocupa de proveerte de lo que necesites, lo único que no hay que hacer es ser ansioso y desesperado corriendo detrás de las cosas".

Así que agarró su atadito, se puso en la puerta de su casa y se quedó ahí esperando que alguien le trajera de comer y de beber.
Pasaron dos horas, tres, seis, un día, dos días, tres días... pero nadie le daba nada.
Los que pasaban lo miraban y él ponía cara de pobrecito imitando al cervatillo herido, pero no le daban nada.
Hasta que un día pasó un señor muy sabio que había en el pueblo y el pobre hombre, que estaba muy angustiado, le dijo:

- Dios me engañó, me mandó una señal equivocada para hacerme creer que las cosas eran de una manera y eran de otra. ¿Por qué me hizo esto? Yo soy un hombre creyente...

Y le contó lo que había visto en el bosque.
El sabio lo escuchó y luego dijo:
- Quiero que sepas algo. Yo también soy un hombre muy creyente.
Dios no manda señales en vano. Dios te mandó esa señal para que aprendieras.
El hombre le preguntó:
- ¿Por qué me abandonó?

- ¿Qué haces tú, que eres un puma fuerte y listo para luchar, comparándote con el cervatillo?
Tu lugar es buscar algún cervatillo a quien ayudar, encontrar a alguien que no pueda valerse por sus propios medios.

lunes, 8 de noviembre de 2010

LA PORTERIA DEL CIELO

  "  LA PORTERIA DEL CIELO "
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EL tio paciencia era un pobre zapatero que vivía y trabajaba en un portal de Madrid. Cuando era aprendiz asistía un día a una conversación entre su maestro y un parroquiano, en la cual éste mantenía que todos los hombres eran iguales. Después de pensar largo rato el aprendiz, al fin preguntó al maestro, si era verdad lo que había oído decir
—No lo creas,—repuso éste.—Sólo en el cielo son iguales los hombres

Se acordaba de esta máxima toda su vida, consolándose de sus penas y privaciones con la esperanza de ir al cielo y gozar allá de la igualdad que nunca encontraba en la tierra. En toda adversidad solía decir:—Paciencia, en el cielo seremos todos iguales.—A esto se debía el apodo con que era conocido, y todos ignoraban su verdadero nombre.

En el piso principal de la casa, cuyo portal ocupaba el pobre zapatero, vivía un marqués muy rico, bueno y caritativo. Cada vez que este señor salía en coche de cuatro caballos decía para sí el tío Paciencia:

—Cuando encuentre a vuecencia en el cielo, le diré: 'Amiguito, aquí todos somos iguales'. Pero no era sólo el marqués el que le hacía sentir que en la tierra no fuesen iguales todos los hombres, pues hasta sus amigos más íntimos pretendían diferenciarse de él. Estos amigos eran el tío Mamerto y el tío Macario.

Mamerto tenía una afición bárbara por los toros; y una vez, cuando se estableció una escuela de tauromaquia, estuvo a punto de ser nombrado profesor. Este precedente le hacía considerarse superior al tío Paciencia, quien reconocía esta superioridad y se consolaba con la máxima sabida. Macario era muy feo; pero, no obstante, se había casado con una muchacha muy guapa. Por razones que ignoramos había salido muy mal este matrimonio, y cuando al cabo de veinte años de peloteras murió la mujer, el buen hombre se quedó como en la gloria. Pero poco tiempo después se encalabrinó con otra muchacha muy linda también, y se casó otra vez a pesar de las protestas del tío Paciencia, que consideraba esto una enorme tontería.

 Como el tío Paciencia nunca había conseguido que las mujeres le amasen, mientras habían amado a pares al tío Macario, éste creía tener cierta superioridad sobre su amigo. El tío Paciencia la reconocía y se consolaba con la máxima que ya sabemos. Un día cuando llovía a cántaros Mamerto quiso asistir a una corrida de toros. El tío Paciencia trató de quitárselo de la cabeza, pero en vano. Al volver a casa Mamerto fué obligado a meterse a la cama a causa de un tabardillo, que al día siguiente se le llevó al otro mundo. Aquel mismo día estaba muy malo el tío Macario de resultas de un sofocón que le había aplicado su mujer. Gracias al tratamiento de su segunda mujer el pobre hombre no podía resistir grandes sustos, y la inesperada noticia de la muerte de su amigo le causó tal sobresalto que expiró casi al instante.

Extrañando que en todo el día no hubiese visto a sus dos amigos el tío Paciencia al anochecer fué a buscarlos. La terrible noticia de la muerte de los dos fué para él como un escopetazo, y aquella misma noche se fué, tras sus amigos tomando el camino del otro mundo.

A la mañana siguiente el ayuda de cámara del marqués entró con el chocolate, y tuvo la imprudencia de decir a éste que el zapatero del portal había muerto al saber que habían expirado casi de repente dos amigos suyos. Como el marqués era un señor muy aprensivo, y como por aquellos días se temía que hubiese cólera en Madrid, se asustó tanto que pocas horas después era cadáver, con gran sentimiento de los pobres del barrio.

El tío Paciencia emprendió el camino del cielo muy contento con la esperanza de gozar eternamente de la gloria, de vivir en el mundo donde todos los hombres eran iguales, de encontrar allí a sus queridos amigos Mamerto y Macario, y de esperar la llegada del marqués para tener con él la anhelada conversación que ya se había repetido para sí mil veces durante su vida. En cuanto a Mamerto no dejaba de tener unas dudillas, porque se acordó de que éste durante la vida había dicho más de una vez:—Por una corrida de toros dejo yo la gloria eterna.

Fué interrumpido en estas reflexiones el tío Paciencia viendo venir del cielo un hombre que daba muestras de la mayor desesperación. Se detuvo pasmado al reconocer a su amigo.
—¿Qué te pasa, hombre?—preguntó al tío Mamerto.

—¿Qué diablo me ha de pasar? Me han cerrado para siempre las puertas del cielo.

—Pero ¿cómo ha sido eso, hombre? Habrá sido por tu pícara afición a los toros.

—Algo ha habido de eso. Escucha. Llegué a la portería del cielo y encontré allí un gran número de personas que aguardaban para entregar el pasaporte para el otro mundo. El portero que revisaba los papeles gastaba mucho tiempo con preguntas y respuestas antes de permitir la entrada. Al oír que rehusó la entrada a un pobre diablo por haber sido demasiado aficionado a los toros, comprendí que ya no había esperanza para mí. Entonces me mezclé entre la gente, aguardando una ocasión para colarme dentro sin que me viera el portero. A los pocos momentos da éste una media vuelta, y ¡zas! me cuelo en el cielo. Daba yo ya las gracias a Dios por haberlo hecho, porque dentro estaba uno como en la gloria. De repente le da la gana al portero de contar los que estaban en la portería, y nota que le falta uno.
—Uno me falta,—grita hecho un solimán.
—Y apuesto una oreja a que es ese madrileño.—Entonces veo que llama a unos músicos que había alrededor de Santa Cecilia, y ellos pasan a la portería. Algunos minutos más tarde oigo que tocan "salida de toros", y yo, bruto de mí, olvidando todo y creyendo que hay corrida de toros en la portería, salgo como una saeta a verla. El portero, soltando la carcajada, me dió con la puerta en los hocicos, diciéndome:—Vaya Vd. al infierno, que afición a los toros como la de Vd. no tiene perdón de Dios.

Ambos continuaron su camino; el tío Paciencia el del cielo, que era cuesta arriba, y el tío Mamerto el del infierno, que era cuesta abajo.

No había andado largo rato cuando tropezó con el tío Macario, que venía también del cielo y marchaba con la cabeza baja. Los dos amigos se abrazaron conmovidos.

—¿Tú por aquí, Paciencia?—dijo el tío Macario.—¿Adonde vas?
—¿Adonde he de ir? Al cielo
—Difícil será que entres.
—¿Porqué?
—Porque es muy difícil entrar allí.
—¿Y cuál es la dificultad?
Escucha, y verás. Llegamos otro y yo a la puerta, llamamos, y sale el portero.—¿Qué quieren Vds.? nos pregunta.—¿Qué hemos de querer sino entrar?—contestamos.—¿Es Vd. casado o soltero?—pregunta el portero a mi camarada.—Casado, contesta él.—Pues pase Vd., que basta ya esta penitencia para ganar el cielo, por gordos que sean los pecados que se hayan cometido.—Estuve yo para colarme dentro detrás de mi compañero, pero el portero, deteniéndome por la oreja, me pregunta:—¿Es Vd. casado o soltero?—Casado, dos veces.—¿Dos veces?—Sí, señor, dos veces.—Pues vaya Vd. al limbo, que en el cielo no entran tontos como Vd.
Cada uno seguía su camino. Al fin el tío Paciencia divisó las puertas del cielo, y se estremeció de alegría, considerando que estaba ya a medio kilómetro del mundo donde todos los hombres eran iguales. Cuando llegó a la portería vió que no había en ella un alma. Fué a la puerta y dió un aldabazo muy moderado. Apareció en un ventanillo al lado de la puerta el portero que preguntó:—¿Qué quiere Vd.?

—Buenos días, señor—contestó el tío Paciencia con la mayor humildad, quitándose el sombrero—quisiera entrar en el cielo, donde, según he oído decir, todos los hombres son iguales.
—Siéntese Vd. en ese banco, y espere a que venga más gente. No vale la pena el abrir esta pesada puerta por un solo individuo.
El portero cerró el ventanillo, y el tío Paciencia se sentó en el banco. No estuvo allí mucho tiempo cuando oyó un escandaloso aldabazo. Dirigiendo los ojos en la dirección del ruido Paciencia reconoció a su vecino, el marqués. Al mismo tiempo se oyó desde adentro el portero que gritó con voz de trueno:—¡Hola! ¡Hola! ¿Quién es este bárbaro que está derribando la puerta?

—El excelentísimo señor marqués de la Pelusilla, grande de España de primera clase, caballero de las órdenes de Alcántara, de Calatrava, de Montesa y de la Toisón, miembro de la cofradía del cordón de San Francisco, senador del reino, etc., etc.

Al oír esto el portero abrió de par en par la puerta, quebrándose el espinazo a fuerza de reverencias y exclamando:—Ilustrísima vuecelencia, tenga Vd. la bondad de perdonarme si le he hecho esperar un poco, que yo ignoraba que era Vd. Ya hemos recibido noticia de la llegada de su excelencia. Pase, vuecelencia, señor marqués, y verá que todo se ha preparado para el recibimiento del caballero más ilustre, piadoso, distinguido y rico de España.
En el centro del cielo se veía la orquesta celeste de ángeles bajo la dirección del arcángel Gabriel. Detrás de ellos estaba colocado un coro de vírgenes todas vestidas de blanco y con coronas de flores. Al lado izquierdo se hallaba un órgano teniendo cañones de oro, delante del cual estaba sentada la Santa Cecilia. Al lado derecho estaba el rey David con una arpa de oro. En una plataforma estaban los célebres músicos que habían destrozado las murallas de Jericó, hace ya muchos Siglos.

Al primer paso que dió el marqués entonaron éstos una fanfarria que demostraba claramente que no había desmejorado su arte. Casi al mismo instante, luego que el marqués hubo atravesado el umbral, fue cerrada la puerta, y el pobre tío Paciencia no pudo ver nada más. Pero oía harmonías tales como jamás había oído en la tierra.
El tío Paciencia se quedó en su banco cavilando y ponderando todo lo que acababa de ver y oír.—¡Zapatazos!—dijo para sí.—He pasado toda mi vida sufriendo con santa paciencia todos los trabajos y humillaciones de la tierra, creyendo que en el cielo todos los hombres serían iguales. ¿Y qué me sucede? Aquí, a la puerta del cielo he de presenciar la prueba más irritante de desigualdad.

 Abierta la puerta del ventanillo sacó al tío Paciencia 25 de sus cavilaciones.—¡Calla!—exclamó el portero, reparando en el tío Paciencia.—¿Qué hace Vd. ahí, hombre?—Señor,—contestó humildemente éste,—estaba esperando...—¿Porqué no ha llamado Vd., santo varón?—Ya ve Vd., como uno es un pobre zapatero...—¡Qué habla Vd. de pobre zapatero, hombre! En el cielo todos los hombres son iguales.—¿De veras?—exclamó el tío Paciencia, dando un salto de alegría.—Y muy de veras. Categorías, clases, grados, órdenes, todo eso se queda para la tierra. Pase Vd. adentro.

El portero abrió, no toda la puerta como cuando entró el marqués, sino lo justo para que pudiera entrar un hombre. Entró el tío Paciencia, y se detuvo sorprendido. No había ni orquesta ni coro ni músicos. El portero, que adivinó la causa de esta penosa extrañeza, se apresuró a desvanecer eso, hombre, que se ha quedado Vd. como imagen de piedra?—¿No me ha dicho Vd. que en el cielo todos los hombres son iguales?
—Sí, señor, y he dicho la verdad.—Y entonces, como el marqués...—¡Hombre! no hable Vd. disparates. ¿No ha leído Vd. en la Sagrada Escritura que más fácil es que entre un camello por el ojo de una aguja que un rico en el cielo? Zapateros, sastres, herreros, labradores, mendigos, majaderos, tunantes, éstos llegan aquí a todas horas, y no tenemos por novedad su llegada. Pero se pasan siglos enteros sin que veamos a un señor como el que ha llegado hoy. En tal caso es preciso que echemos la casa por la ventana.

                          ¡ES UN POCO LARGO PERO ES GRACIOSO!

sábado, 6 de noviembre de 2010

LA LIEBRE Y EL TIGRE

" LA LIEBRE Y EL TIGRE "
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Un día dando un paseo por el monte, vio sorprendido como una pequeña  liebre  le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía moverse.  Le impresionó tanto este hecho, que regresó al día siguiente para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.

Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía:  la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.  Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar comida  por su propia cuenta.

Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo:  " no todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas ". Y decidió hacer la experiencia:

Se tiró al suelo, simulando que estaba herido, y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara. Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda.  Lo intentó de nuevo al día siguiente, y ya se iba a levantar, mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio.

Sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del abandono. Su corazón estaba tan devastado que casi no setia deseo de levantarse.  Entonces, allí, en ese instante, lo oyo...
¡Con qué claridad, qué hermoso!, una voz, muy dentro de él le dijo: Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, para encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre.

" MORALEJA "
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Cuando uno es generoso, con la intención de recibir algo a cambio o de obtener una buena reputación o de ser aceptado, entonces no esta actuando como un ser generoso.  Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos  de los otros es contrario a la generosidad.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EL MENSAJE DEL ANILLO

" EL MENSAJE DEL ANILLO "
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Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre.....

Tiene que ser un mensaje pequeño de manera que quepa debajo del diamante del anillo. Todos los que escuchaban eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudiera  ayudar en momentos de desesperación total...Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que tambien había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que tambien lo consultó. Y éste le dijo:- No suy un sabio,ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.

Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico.... Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje.  El anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dió al rey-. Pero no lo leas le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando no encuentres salida a la situación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino.... Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguian. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. LLegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin.Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino.

Ya  podía escuchar el trotar de los caballos.  No podía seguir hacia  delante y no había ningún otro camino...De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: simplemente decía " ESTO TAMBIEN PASARÁ ". Mientras leía " esto tambien pasará " sintió que se cernía sobre él un gran silencio.

Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.

Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejército y reconquistó el reino.  Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes...y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El  anciano estaba a su lado en el carro y le dijo :- Este momento también  es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.- ¿ Qué quieres decir ? - preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

Escucha- dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para  situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; tanbién es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: " ESTO TAMBIEN PASARÁ ", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido.

El rey pudo terminar de comprender el mensaje.  Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:
Recuerda que todo pasa.  Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la  noche, hay  momentos de alegría y momentos de tristeza... Acéptalos como parte  de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.


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A TODOS MIS SEGUIDORES Y VISITANTES, GRACIAS POR ESTAR AHÍ. UN ABRAZO, ANTONIA.